lunes, 23 de agosto de 2010

¡Oh! ¡Aquí fijaré mi eterna morada, para librar a esta carne, hastiada del mundo, del yugo del mal influjo de las estrellas!... ¡Ojos míos, lanzad vuestra última mirada! ¡Brazo, dad vuestro último abrazo! Y vosotros, ¡Oh labios!, puertas del aliento, sellad con un legítimo beso de pacto sin fin con la acaparadora muerte. ¡Ven, amargo conductor! ¡Ven, guía fatal! ¡Tu, desesperado piloto, lanzad ahora un golpe, para que vaya a estrellarse contra las duras rocas, tu maltrecho bajel, harto de navegar! ¡Brindo por mi amada! ¡Oh sincero boticario! ¡Tus drogas son activas!... Así muero...¡con un beso!...

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